Cada vez más, los clientes toman decisiones de compra basándose en factores éticos. Preocupación por el medio ambiente, bienestar animal, comercio justo, diversidad y derechos de los trabajadores… nuestra base moral conforma las decisiones de compra más que nunca. Los consumidores empiezan a elegir platos vegetarianos de forma habitual, y quieren saber cuál es la procedencia de los alimentos: ¿se han procesado en una fábrica o son productos de una granja ecológica, con animales a los que se les permite deambular libremente? Una preferencia creciente por menús veganos refleja esta preocupación por consumir alimentos ecológicos y sostenibles, así como favorecer el bienestar animal. Los clientes también quieren saber cómo se ha procesado su comida: el historial completo del producto, desde los proveedores hasta los métodos de producción. Todo ello se ha convertido en un factor de venta.
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