Las redes sociales continúan ganando influencia en la forma en la que consumimos, y el sector de la restauración no es una excepción. Es bastante probable que este hecho siga incrementándose en 2019. El «atractivo» de una comida, lo fotogénico que es un plato en una publicación de Instagram, se ha convertido en un factor de venta importante. Los blogueros culinarios influyen en las decisiones de los clientes. Los sitios de reseñas online conforman las elecciones de los consumidores. Las apps de compartir fotos están incluso cambiando lo que sirven los restaurantes a sus comensales. El uso popular de Instagram, Facebook Live y YouTube está haciendo que los restaurantes sirvan menús visualmente deslumbrantes, hasta llegar a invenciones como los cócteles que cambian de color o cervezas que resplandecen.
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